sábado, 23 de agosto de 2014

Fue el padre que pudo y aun así lo extraño.

Un día como hoy de 1922 nacía, en Catamarca, mi viejo...
A pesar de las miles de fallas que tuvo como padre, es gracias a él que hoy estoy acá y si hay algo de lo que voy a estar eternamente agradecida es de la madre que eligió para mi. 
Tome conciencia que era hija de un padre alcohólico en plena adolescencia, su edad fue algo que me perturbó en la niñez pero aprendí a convivir con eso. El alcohol en nuestras vidas, sin embargo, fue lo que rompió ese amor casi enamoradizo que tiene una hija por su padre.
Si bien no fue un padre muy demostrativo, soy consciente que de todos sus hijos fui yo la que recibió el mayor afecto. Lo ame, lo odie, lo perdone y lo volví a amar e incluso hoy lo llegué a extrañar.
Estuvo internado muchos años en un psiquiátrico, demencia senil alcohólica, a donde yo no iba a visitarlo porque él no me reconocía como hija y tome la postura cómoda de elegir no ir mas a ese lugar. Después de varios años e internaciones (de las cuales yo no participaba) consiguieron trasladarlo a un hogar de ancianos...
Y llegó ese día, donde mamá me llama para decirme que lo habían trasladado grave a la clínica y por alguna de esas razones que no tienen explicación, tuve la imperiosa necesidad de salir corriendo para verlo. Esperamos toda una tarde hasta que la doctora apareció y nos dijo: ya no podemos hacer nada, lo vamos a dejar en sala común para medicarlo y que este cómodo. Papá parecía entregado, volaba en fiebre y solo pude acercarme a acariciarlo y decirle que lo perdonaba. Me fui a casa esperando que en cualquier momento nos llamaran y al otro día cuando voy a visitarlo me encuentro con un papá despierto, que al preguntarle: Pa, sabes quien soy? me respondió: COMO NO VOY A SABER?...LA CHIQUITA DEL PAPI.
No puedo expresar con palabras lo que viví esos días, donde no solo me reconoció sino que tuvimos charlas asombrosas, supe cosas de su vida las cuales me ayudaron a aceptar que fue el padre que pudo porque él creció sin un padre, supe que amaba escuchar a sus hermanos tocar la guitarra y que ese era su único momento de diversión. 
Era un hombre que tenía la habilidad de hacer cosas con lo que encontraba a su paso, todo para él servía. Crecí en una casa reciclada, la que él nos construyó con puertas viejas, ladrillos, chapas y todo lo que encontró...eso también es amor.
Sus lagrimas en los ojos cada vez que me veía, como esta mija?, que grande esta la chiquita del papi, LA GISE ES LA FLOR DE LA CASA...son esas palabras que voy a guardar en mi cabeza para toda la vida y con el tono de su voz que aun esta latente en mi.
Volvió al hogar a donde pude ir a visitarlo varias veces, ya siendo nuevamente su hija y el 14 de diciembre de 2013 llegamos con mamá con todas las cosas para merendar pero ya no podía salir de su cama. Es muy triste recordar su mirada perdida, de las ultimas visitas y de esa tarde donde sentí que ya estaba mas allá que acá...no me miraba, cerraba la boca fuerte para que no le den nada, esa tarde si estaba entregado así que solo me acerque a su oído y le dije que se vaya y que lo amaba. 

Me escuchó. 

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