domingo, 2 de noviembre de 2014

El desgano le hace mal a mi soledad.

Camuflar la soledad con caracteres, creyendo que estar sentado frente a una computadora o una pantalla de celular es hacer girar la rueda, se convierte en algo terriblemente peligroso y maravilloso al mismo tiempo. Es estar acompañado sin nadie al lado, es elegir en que instante recibir esa compañía intangible…el poder elegir creo que le da el toque maravilloso. Yo no puedo decidir cuando sentir tristeza, ni cuando dejar de hacerlo, lo que si puedo es decidir como y cuando estar acompañada durante ese proceso.
Pero la realidad es que en un determinado momento del día me encuentro sola en mi habitación y no hay virtualidad que pueda con eso y es el desgano el que me retiene acá, impidiéndome salir y quitándome las ganas de recibir compañía…es ahí donde la soledad se vuelve amiga y peligrosa a la vez. Ahora solo resta buscar el equilibrio para que  todo lo que me rodea no comience a molestarme al punto tal de no querer saber nada con ello.

La soledad no es mala, siempre y cuando no la acompañe todo el tiempo la tristeza.